Deportistas en Medio Oriente: claves de un éxodo imparable
Cada vez más deportistas profesionales en Medio Oriente, sobre todo futbolistas, eligen continuar sus carreras en países del Golfo Pérsico.
La celebración del Mundial de fútbol de Qatar 2022 marcó un antes y un después en la región. El éxito organizativo y el aumento de la afición futbolera en el mundo árabe impulsaron a los países vecinos a invertir masivamente en deporte.
Arabia Saudí, en particular, lanzó un ambicioso plan para convertirse en una potencia deportiva y FIFA confirmó que organizará el Mundial de 2034, consolidando a Medio Oriente en la organización de este tipo de eventos a nivel global. Este panorama ha motivado a las ligas locales a reforzarse con talento internacional. Incluso estrellas de talla mundial han sido involucradas en la promoción deportiva de la región; por ejemplo, David Beckham fue embajador de Qatar en 2022 y Lionel Messi ha firmado como embajador de turismo de Arabia Saudí, reflejando el interés del país por ganar visibilidad y prestigio en el ámbito deportivo.
El crecimiento no se limita al fútbol. Países como Emiratos Árabes, Qatar o la propia Arabia Saudí también organizan anualmente torneos ATP y WTA de tenis en Doha, Dubái o Abu Dabi, atrayendo a los mejores tenistas del mundo. Academias de renombre han abierto sedes en la zona (la Rafa Nadal Academy inauguró un centro en Kuwait en 2020); estrellas como Novak Djokovic suelen entrenar en Dubái aprovechando las excelentes instalaciones y clima, y Rafa Nadal es embajador de la Federación Saudí de Tenis (STF) desde enero de 2024. En deportes emergentes como el pádel, la región ha tomado la delantera: el circuito Premier Padel, respaldado por inversión catarí, celebra torneos en Doha, Riad o Dubái, y ha logrado atraer a campeones mundiales de este deporte con su creciente afición local. En definitiva, Medio Oriente se ha convertido en un nuevo polo de desarrollo deportivo, con infraestructura de primer nivel y una base de aficionados en rápido crecimiento.
Uno de los factores menos comentados pero muy influyentes en este éxodo es la presión fiscal en Europa. Durante años, varias ligas europeas contaron con regímenes tributarios favorables para atraer o retener a las estrellas extranjeras.
En España, la conocida “Ley Beckham” (régimen regulado en el artículo 93 de la Ley 35/2006 de IRPF) comenzó a aplicarse en 2005 a trabajadores desplazados a España, incluidos deportistas profesionales, permitiendo la tributación como no residentes durante seis años a un tipo fijo reducido del 24% sobre los rendimientos del trabajo, sin incluir rentas obtenidas fuera de España. Pese a que esta medida convirtió a España en un destino muy competitivo para figuras internacionales del deporte, en 2010, tras una intensa presión política y social, el régimen fue modificado limitándose a 600.000 euros el importe máximo que podía tributar al tipo fijo del 24% y, ya en 2015, una nueva modificación de la normativa excluyó expresamente a los deportistas profesionales de la posible aplicación del régimen, obligándoles a tributar como residentes conforme al régimen general del IRPF, con tipos progresivos superiores al 45%.
Años más tarde, en 2023, el régimen fue ampliado por la Ley de Startups, y si bien se ofrecieron mejoras a otro tipo de perfiles, siguió manteniéndose la exclusión a los deportistas profesionales, lo que en la práctica conlleva a que cualquier deportista profesional ejerciendo su actividad en España paga impuestos igual que un jugador nacional, alcanzando tramos del IRPF de hasta el 54% en algunas Comunidades Autónomas de España.
Esta situación es similar en otros países europeos; Reino Unido disponía hasta abril de 2025 del régimen Non-Dom que permitía tributar únicamente por ingresos generados en Reino Unido, mientras que la mayoría de los ingresos de origen extranjero permanecían exentos.
En Italia tampoco resulta aplicable desde 2024 el régimen especial de impatriados a los deportistas.
Incluso en Portugal, los deportistas profesionales no pueden beneficiarse del régimen de residentes no habituales (NHR) por no encontrarse este tipo de actividades entre las profesiones admitidas para la aplicación de dicho régimen.
En resumen, Europa es cada vez menos atractiva fiscalmente, también para los deportistas de élite, lo que conlleva que, además de por otros factores y cuestiones, las ofertas de otras latitudes resulten aún más tentadoras.
Frente al panorama europeo, muchos países de Oriente Medio ofrecen ventajas económicas difíciles de rechazar, entre las que se encuentran, por ejemplo, Arabia Saudí o Qatar, donde a día de hoy no existen impuestos personales sobre las rentas del trabajo, por lo que los ingresos brutos son iguales a los netos.
Además del aspecto puramente salarial -y tributario-, el estilo de vida en estas naciones se ha convertido en otro gancho para los expatriados, incluyendo a los deportistas. Ciudades como Dubái, Doha o Riad ofrecen un entorno lujoso y seguro, con modernas instalaciones deportivas, hospitales de primer nivel, alojamientos exclusivos y una comunidad internacional creciente.
Muchos jugadores destacan la comodidad de vivir en enclaves donde suelen disponer de cómodas viviendas y facilidades para sus familias (colegios internacionales, etc.). La adaptación cultural, si bien es un reto, se ve aliviada por la presencia de numerosos expatriados y la creciente apertura al entretenimiento y al turismo en la región. De hecho, varias estrellas se han mostrado gratamente sorprendidas con su nueva vida. Tras dos años residiendo en Arabia Saudí, Cristiano Ronaldo declaraba recientemente: “La vida es buena, el fútbol es bueno” en Oriente Medio, enfatizando lo satisfecho que se siente con la experiencia. Para muchos veteranos, continuar su carrera en estas ligas ofrece un equilibrio atractivo: menos presión mediática que en Europa, un calendario competitivo más benigno, pero con un entorno profesional serio y apasionado.
El fútbol ha sido el abanderado de este movimiento, pero no el único que vive esta realidad extendida a otros deportes.
En el golf, Arabia Saudí revolucionó el circuito al crear la liga LIV Golf con premios astronómicos, atrayendo a campeones como Phil Mickelson, John Rahm o Dustin Johnson lejos del PGA Tour. En pádel, como ya se ha comentado, el nuevo tour Premier Padel (impulsado por Qatar a través de Qatar Sports Investments) logró que prácticamente todos los mejores jugadores – de España, Argentina y otros países – participaran en sus torneos en Doha, Riad, Kuwait o Dubái, gracias a premios notablemente superiores a los del circuito tradicional. Y en tenis, aunque los atletas siguen compitiendo principalmente en los circuitos internacionales, muchos aprovechan exhibiciones en Medio Oriente en torneos de exhibición celebrados en Abu Dabi o Riad, donde en los últimos años han contado con la presencia de figuras como Rafael Nadal, Novak Djokovic o Daniil Medvedev.
En definitiva, el fenómeno de los deportistas en Medio Oriente responde a una convergencia de factores: la región apuesta fuerte por el deporte y ofrece recursos casi ilimitados, mientras que en Europa la carga impositiva vigente aumenta el atractivo de buscar nuevos horizontes.
Sin lenguaje polémico ni juicios de valor, es evidente que Oriente Medio se ha transformado en una tierra de oportunidades deportivas. Muchos profesionales ven en estas ligas emergentes no solo un último gran contrato, sino también la posibilidad de vivir experiencias diferentes, contribuir al crecimiento de deportes en nuevos mercados y, por qué no, disfrutar de sus familias. Las estrellas del deporte han encontrado en el Golfo una segunda casa, y todo indica que esta tendencia continuará al alza en los próximos años, alimentada por la pasión deportiva local y unas condiciones difíciles de igualar en otras latitudes.